martes, 22 de junio de 2010

barberos-cirujanos


Los oficios de barbero y de cirujano fueron siempre muy diferentes. En la época medieval, coincidieron en algunos intereses y se asociaron.

El cirujano de entonces, era un hombre de estudios universitarios, de menor categoría que los médicos; eran sujetos que aprendían más técnica que ciencia: hacían sangrías, curaban heridas, evacuaban abscesos de pus, arreglaban fracturas, amputaban piernas. Había tres escalas en la carrera de cirujano: mancebo, romancista y maestro.

El oficio de cortar el pelo y cuidar la barba, era un servicio poco demandado. Los barberos fueron también ayudas de cámara de señores importantes, a los que a parte de cortar pelo y arreglar barba, cuidaban la ropa y enseres; los reyes solían tener barberos en su corte, que también les ayudaban a lavarse y bañarse. Más tarde derivaron hacia la cirugía menor y recibieron una titulación que les autorizaba a hacer: sangrías (sangradores), colocar sanguijuelas (sanguijuelistas), poner emplastos (medicamentos sobre tela aplicados al cuerpo).

Esta deriva de los barberos hacia la cirugía estuvo facilitada o promovida por culpa de las luchas profesionales entre médicos y cirujanos. Los médicos del Renacimiento, especialmente en Inglaterra, no admitían asociarse con cirujanos, por considerarlos de menor categoría y fundaron el Real Colegio de Médicos en donde solo podían entrar internistas.

Los cirujanos se vieron en la necesidad de buscar otras asociaciones para defender sus intereses y se juntaron a los barberos; se fundaron compañías mixtas de barberos-cirujanos-, a las que se unieron pasteleros y cerveceros y tuvieron una serie de estatutos en común. De esta unión coyuntural y antinatural nació la aproximación y el interés de los barberos a las técnicas llamadas de “cirugía menor. A los barberos con dedicación quirúrgica les van a llamar “cirujanos de bata o traje corto” o de “cuota”, para diferenciarlos de los cirujanos de formación universitaria que serán los de traje largo o de academia.

En la literatura universal hay referencias a estos personajes. Cervantes en El Quijote menciona la figura de Maese Nicolás, - barbero, cirujano, y sacamuelas-, que preparaba también brebajes para jaquecas; que atendería al famoso hidalgo, después de ser molido a palos, tras una de sus hazañas. Un caso extraordinario fue el de Ambrosio Paré (1510-1590), hijo de una prostituta francesa, que pasó de aprendiz de barbero cirujano a cirujano real y a ser considerado uno de los padres de la cirugía universal, al descubrir la hemostasia por ligadura, (tomar entre pinzas los grandes vasos sangrantes y aplicar ligadura de los mismos con un hilo).

Los sanadores de bata corta, tuvieron un período largo de esplendor, y en innumerables ocasiones se excedieron en sus atribuciones; algunos hasta se atrevieron a hacer operaciones mayores: hernias y almorranas; un ejemplo del abuso de atribuciones, en Francia, en un período de un año, se pusieron 30 millones de sanguijuelas.

En Navarra como es natural también existieron y anduvieron a su antojo; muchos iban de un lado para otro con un criado que se ocupaba de acompañarles y llevarles la bolsa de cuero con el instrumental. En los siglos XVI y XVII, toparon con la Cofradía de San Cosme y San Damián de Pamplona, que intentó separar claramente la función de barbero de la de cirujano. El enfrentamiento duró mucho tiempo, entre otras razones porque el pueblo los defendía, al considerarlos más asequibles, en un período de escasez de cirujanos universitarios. En definitiva, los barberos serán perseguidos por intrusismo y muchas veces retirados sus instrumentales del consultorio, como sucediera con Juan Gómez, Juan de Aldaz, Pedro Aguinaga, el alquimista italiano Antonio Tavera y con los barberos de Ecároz y Monreal.

Los conflictos con los barberos, llevaron a la Cofradía de San Cosme y San Damián, a solicitar a Las Cortes de Navarra en 1677, que suspendiera definitivamente los permisos a todos los barberos, para cualquier tema de cirugía, tanto mayor como menor, y que solo los cirujanos tuvieran permiso para usar el escalpelo. Las Cortes apoyaron parcialmente las peticiones de la Cofradía, seguramente por la escasez de cirujanos de academia, y solo obligaron a los barberos a solicitar permiso a los médicos, caso por caso, para poder actuar. Sin embargo años después y ante denuncias reiteradas por la falta de calidad de los cirujanos, Las Cortes participarían decididamente en la creación de La Cátedra de Cirugía del Hospital General de Pamplona de la Misericordia

Idoate, en “Rincones de Navarra” hace referencia a un sucedido maravilloso del año 1611. Narra la historia de un barbero-cirujano y sangrador del pueblo navarro de Ujué, que un día decidió hacerse operador. Por aquel entonces un cirujano francés estuvo operando hernias (quebradura) a monjes del Monasterio de La Oliva; el francés debía ser un cirujano hábil y castrador, es decir que extirpaba el testículo para curar la hernia, pero que obtenía buenos resultados. El barbero-cirujano de Ujué se mostró solicitó para ayudar al cirujano francés y un día se consideró capacitado para realizar idéntico cometido. Cuentan que en una de las primeras operaciones de quebradura, no consiguió meter los intestinos dentro de la tripa del enfermo, al parecer, según propia expresión, porque estaban “llenos de viento”. Alguien que presenció la operación opinaría que -si el sufrido enfermo aguantaba la operación del cirujano de Ujué, ya no podría morirse de nada-.

El discurrir de los tiempos irá poniendo las cosas en orden. Los cirujanos encontrarán un buen camino para su mejor preparación con la creación de las escuelas de cirugía de la Armada Naval de Cádiz (1748), la Cátedras de Cirugía y Anatomía del Hospital General de Pamplona de la Misericordia (1757) del Ejército de Tierra de Barcelona (1760) y del Colegio San Carlos de Madrid (1780).

Con la ley Moyano de 1857 los escasos barberos cirujanos de traje corto que quedaban, pudieron asimilar y equiparar sus oficios a los de practicante. En 1886 un Real decreto del Ministerio de Fomento equipararía de manera definitiva los títulos de Médico y Cirujano.